Reflexión VI

| domingo, 12 de abril de 2009



Los supermercados están totalmente empapelados en huevos de distintos tamaños y colores, ocupándolo todo, cambiando mis góndolas de lugar. Tantos huevos que me pregunto si se podrán vender, ¿habrá una demanda tan grande como para justificar la cantidad indiscriminada de huevos?

Convengamos que hasta principios de mayo la gente puede consumir algún que otro huevo rezagado. Pero ni así podríamos terminar semejante volumen de chocolate con forma ovalada.

¿Que hacen con tanto huevo que sobra? ¿A dónde van a para? El huevo, después, ¿se recicla? Es un negocio efímero. Es como una cuestión poética, bueno, pensándolo dos veces la palabra huevos nunca acarrea poesía. Pero no deja de ser una gran incógnita.

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