La Bajada II

| martes, 30 de diciembre de 2008


Que tarde se nos hizo este año! Ya casi estamos llegando al final. Más vale tarde que nunca, como los derechos de los negros, los estudiantes de agronomía, los canarios y los trabajadores de las lanchitas del parque Rodó. Que paseo tedioso este último, tenes que pedalear como un Milton, curtir la blanca piel al sol, pegotearte al duro e incomodo asiento de fibra, luchar contra las ratas de las islas, y tener cuidado de no caer al agua y morir de una infección. Pero vuelvo a lo que nos atañe que es la bajada ¿no? ¿Qué es la bajada? La bajada es un periodo en el cual los seres humanos no hacemos más que preocuparnos por lo mínimo indispensable, los requisitos básicos para sobrevivir. No se hace nada extra, no se piensa en nada que exceda los compromisos ya adquiridos previamente, uno no se preocupa por nada que no sea imprescindible.
Esas son a las cuestiones a las que hay que huir una vez que empieza la bajada, y nuestros cuerpos solamente se dejan llevar por la inercia del empuje que hicimos el resto del año. Lo único que se puede hacer es mirar Consentidas. Léase con voz de Humberto de Vargas: “Consentidas, un programa de humor inteligente, entrevistas espontáneas, invitados deseosos de responder a las preguntas de las improvisadas conductoras. Un programa en bajada, aquí en el 10, el canal uruguayo.”
Señores, olvídense de cualquier intento de mejorar sus vidas en estos meses, lo que no consiguieron hasta ahora, no lo van a conseguir en lo que queda del año. Nada se va a solucionar ahora por más empeño que pongamos. Súbanse al vehículo que más les guste y déjense llevar por la bajada.

De naranja, y bien lleno

| lunes, 29 de diciembre de 2008


A fines de la década de los 80, principio de los 90, un niño, hacía la publicidad de los jugos “Jugolín”, “¿A dónde vas Martín?” preguntaba la madre al verlo partir en su autito a pedal. “A tomar jugolín” (y sí… a dónde más iba a ir. “Me voy de trolas mamá”…). Después el borrego llegaba a la “estación” y pedía: “de naranja, y bien lleno”. Martín, que ahora debe estar ya pisando la adultez, debe estar yendo y viniendo de departamento, viendo en dónde empadrona el auto.
Hoy en día Martín se acoda en las barras y utiliza el siguiente fraseo una y otra vez: Doce años y bien lleno.
Poder encontrar a Martín es un desafío que quiero plantearme. Por otro lado pienso, encontrar a un tipo barbudo y aburguesado al cual nos venimos a enterar que el jugolín le daba alergia, destrozaría toda la magia.
Los tiempos cambian y Martín también. Si lo ven díganle que le mando saludos.

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