Las cabeza huecas, las sin seso, las rubias, las adolecentes obstinadas que son demasiado bobas para hacer caso a sus madres, las que tienen la cabeza poco llena, esas que te dan mal el cambio mientras se inspeccionan el peinado en el espejo, las que ponen a secar al perro en el microondas, las que creen que los chicles con clorofila son un anticonceptivo, las que se ríen con buena gana de columnas como estas; nosotros las preferimos.
Infligen esa ternura incoherente, algo que no se puede explicar con palabras, solo mirarla a la cara y pronunciar las siguientes palabras:
Tontita… te amo!
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